miércoles, 19 de octubre de 2016

Sustentabilidad, Ecologí­a y Bioclimática: Las ciudades más verdes del mundo.


Desde la emergente Liubliana (Eslovenia) hasta la frondosa Curitiba (Brasil), estas urbes destacan por las acciones verdes que han llevado a cabo para ser cada vez más sostenibles. Sus políticas ya han sido reconocidas por el Grupo de Liderazgo Climático (C40), que premia varios ámbitos del crecimiento urbano responsable, o la Comisión Europea, que nombra cada año Capital Verde (CVE) a la ciudad que encarne un modelo de desarrollo a seguir.


Essen


Los Krupp, una prominente familia de empresarios germanos, forjó durante el siglo XIX en Essen (CVE 2017) el arquetipo de urbe industrial de la cuenca del Ruhr. Por el cinturón Krupp, donde se alza la mayor parte de sus fábricas, se despliega ahora un corredor verde y varios canales. Un ejemplo de la vocación transformadora de la ciudad, recogida en su programa ESSENtials.

Reikiavik


El atormentado ajedrecista Bobby Fischer paseó por sus calles y contempló el mar vikingo abriéndose ante él. Reikiavik, la “bahía humeante”, es una de las ciudades menos contaminantes del mundo. La actividad térmica de la capital islandesa cubre el 99% de las necesidades eléctricas de sus habitantes. Además, sus autobuses se propulsan con hidrógeno libre de emisiones.

Hamburgo


El Elba riega esta ciudad del norte alemán (CVE 2011), creada como si de una “red verde” se tratara (Grünes Netz): los parques públicos, las zonas recreativas y los bosques ocupan el 17% de su territorio. Universitaria y con un importante puerto comercial, sus ciudadanos tienen a menos de 300 metros acceso al transporte público.

Estocolmo


La capital de Suecia (CVE en 2010), el pulcro y limpio escenario (en apariencia) por el que Lisbeth Salander lidiaba con Los hombres que no amaban a las mujeres, condensa el espíritu escandinavo y presume de numerosos pulmones vegetales: el 95% de los holmienses viven a menos de 300 metros de un área verde.

Liubliana


Actual Capital Verde Europea, la ciudad en la que Jasón y los Argonautas vencieron a un legendario dragón mezcla chispazos mediterráneos e idiosincrasia germánica. Liubliana es una de las urbes que más ha cambiado en la última década: las inmediaciones del río Sava han sido regeneradas, se han plantado más de 2.000 árboles y se han construido cinco nuevos parques.

Nueva York


La capital del mundo es tierra de edificios inimitables. Para su preservación, el plan One City: Built to Last (Una ciudad: construida para durar) tiene como objetivo elevar la eficiencia energética de un millón de inmuebles en un plazo de diez años. La iniciativa le granjeó a Nueva York, por segundo año consecutivo, el premio a la Eficiencia energética en edificios otorgado por el C40.

San Francisco


Los estadounidenses compran 500 millones de botellas de agua a la semana, según el Ayuntamiento de San Francisco. Por eso, la reluciente dueña del Golden Gate, que quiere sacar toda la basura de los vertederos para 2020, ha sido la primera gran urbe en prohibir la venta de agua embotellada. La pionera, eso sí, fue Bundanoon, una pequeña ciudad australiana que tomó la medida en 2009.

Vancouver


Vancouver, la tercera población más grande de Canadá, ambiciona ser la ciudad más verde del mundo en 2020. Para tamaña empresa ha puesto en marcha un macroplán con tres objetivos fundamentales: cero emisiones de carbono, cero residuos y ecosistemas sostenibles. Con más de 160 acciones del programa en marcha, el C40 ha premiado la iniciativa en la categoría de Planificación de emisiones del carbono.

Curitiba


Para los antiguos moradores de este vergel brasileño la palabra Curitiba significaba “lugar donde existen pinos”. Y la actualidad no ha hecho más que refrendar el mito: con una tasa de reciclaje del 70%, más de mil zonas verdes, una veintena de parques y árboles alrededor de sus caminos y carreteras, esta urbe es la más verde de América Latina.

Masdar


Diseñada por Norman Foster, Masdar City es el sueño del arquitecto y de varias corporaciones de Emiratos Árabes Unidos para crear un oasis autosuficiente en medio del país del oro negro. El proyecto, concebido para 50.000 personas y con la energía solar como única fuente de energía, ha suscitado controversia en la comunidad científica por algunas propuestas utópicas.

Ciudad del Cabo


Partida entre un centro europeizado y rico, llamado Ciudad Madre, y unos depauperados y conflictivos suburbios, Ciudad del Cabo ha puesto el foco en el elemento vital: el agua. Su plan de gestión, activo desde 2007, ha frenado el crecimiento del consumo y ha reducido el crónico desperdicio del agua a un 20%. El resultado final, un ahorro estimado en el 30%, ha sido galardonado por el C40.

Johannesburgo


Joburg o Jozi, Johannesburgo para los locales, tumba de la Señora Ples (un cráneo de Australopithecus africanus nacido hace más de 2,6 millones de años), es una de las ciudades pioneras en el mundo en captar financiación para sus proyectos sostenibles con el Bono Verde. El sistema le ha permitido renovar su red de transporte público y fijar el objetivo de reducir un 42% las emisiones de carbono en diez años.

Singapur


La urbe más cara del mundo y, posiblemente, la más inteligente de todas. Robótica hospitalaria, construcciones verticales, vehículos sin conductor, escuelas en las que los niños aprenden a programar drones… La ciudad-estado de Singapur aspira a ser una versión luminosa de la Metropolis que Fritz Lang inmortalizó hace casi 90 años. Una muestra: los inmuebles ecológicos certificados representan ya más de una quinta parte de lo edificado.

Wuhan


De la basura a la flor: Wuhan, la ciudad más grande de la zona central de China, regeneró en 2012 el vertedero abandonado de Jinkou, recuperando los terrenos contaminados y haciéndolos fértiles de nuevo. El espacio, ahora limpio y de uso ciudadano, alojó en 2015 una exposición internacional de jardinería. La reforma le valió a Wuhan el reconocimiento del C40 en la categoría Gestión de residuos.

Adelaida



Por el Veloway, una autopista en la ciudad australiana de Adelaida, circulan cientos de personas al día por sus siete kilómetros exclusivos para bicicletas, que unen la localidad de Marion con el Túnel de Panalatinga. El transporte público, además, cuenta con autobuses propulsados con energía solar, una de energías renovables usadas para alimentar sus edificios públicos.




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